Una báscula de Birmingham, dos tolvas «fantasmas» y el Coloso de Bayarque…

A espaldas de Calar Alto, entre bosques de pinos y encinas, esconden sus secretos algunas de las minas de hierro más productivas de Almería.

El paraje del Cortijuelo, en Bacares, da nombre a un cable aéreo que llevaba las vagonetas de mineral hasta el cargadero de la estación de Serón, en la línea de ferrocarril de Lorca a Baza y Águilas, el mítico Great Southern of Spain Railway (GSSR). La zona del viejo poblado minero y las casas de la compañía The Bacares Iron Ore Mines Ltd. son bien conocidas. Allí confluían vías desde las minas Beltraneja y Grajas, con labores de excepcional belleza, aunque peligrosas.

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Sin embargo, el cable tenía su extremo más lejos, hacia el sur, recogiendo mineral de otros dos grupos mineros de los que no existía ninguna referencia gráfica, y solo alguna vaga referencia escrita. Para ello hay que remontar un tramo muy abrupto de sierra. El primer grupo es el de San Ignacio, con su tolva de piedra que casi pareciera estar  recién construida. Una vía minera debía unirla con varias galerías que hay en sus inmediaciones.

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Un kilómetro más allá, en el fondo del Barranco de la Huertezuela encontramos semioculta por los pinos la no menos monumental tolva de la Mina Francia. Al ser punto final del recorrido de las vagonetas, estas efectuaban allí el bucle de retorno, pudiendo observar la forma del mismo en el gran muro adosado a la tolva. Aquí no hay galerías, sino un gigantesco tajo a cielo abierto. Una cicatriz en la montaña que en su momento alojó un gran filón de óxidos de hierro, ya totalmente extraídos.

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Al otro lado del imponente Cerro del Layón, en el barranco del mismo nombre, visitamos la cantera que constituye las labores de la mina Gran Coloso, calificativo que no puede resultar más acertado a la vista de sus dimensiones. Nos encontramos ya en el término de Bayarque, y el fondo del barranco nos ofrece la vista de preciosas alamedas y un riachuelo de aguas cristalinas. Por medio de dos planos inclinados, el mineral bajaba hasta una tolva de carga, desde donde partía un cable aéreo hasta un cargadero situado cerca de la Estación del ferrocarril de Tíjola. El primer tramo del cable era común con el que procedía de las minas de Cuevas Negras. De hecho, el de Gran Coloso era el mismo que el de Cuevas Negras, del que se desmontó un tramo cuando se agotaron dichas minas. De las dimensiones colosales de la cantera habla que se extrajeron un total de 166.000 toneladas de mineral de hierro.

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En algún punto de estos grupos mineros, que no vamos a desvelar para evitar el expolio por parte de desaprensivos, hemos encontrado los restos metálicos de una vieja báscula minera. Por encima de ella pasaban las vagonetas cargadas de mineral, y se calculaba su peso. Se trata de una gran plancha, seguramente cortada a la mitad cuando se desguazaron las instalaciones. La marca del fabricante aparece en relieve, y es W&T Avery, de Birmingham. Una extraordinaria muestra de patrimonio industrial, que ojalá algún día pudiese ser rescatada y exhibida en un Museo del Ferrocarril y la Minería en Almería.

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