Tras el Uranio de Almería

¿Hay uranio en Almería? Teóricamente no debería, pues este mineral se presenta básicamente en suelos de granito, ausentes en nuestra provincia. Sin embargo, la riqueza mineralógica de la Región de Almería es tal, que de forma sorpresiva también nos encontramos con un extrañísimo afloramiento de minerales de uranio cerca de los Baños de Sierra Alhamilla. Y se trata, precisamente, de esa cercanía a las aguas termales lo que ha permitido esta anomalía.
Hace ya muchos años escuché hablar de un coleccionista de minerales que tenía un ejemplar de pechblenda (óxido de uranio), etiquetada como procedente de los Baños de Sierra Alhamilla, pero sin que esto pasara más allá de la anécdota.

En la literatura científica, en un primer momento, únicamente encontramos una vaga cita relativa a la presencia de uranio en Sierra Alhamilla en el número 2, volumen 8, del European Journal of Mineralogy (1996), de B. Goffé y otros.

No será hasta julio de 2015 cuando aparezca la referencia más concreta hasta el momento. Un breve “estudio preliminar” del Grupo de Investigación de Geología de la Universidad de Murcia, disponible en la dirección http://www.ehu.eus/sem/macla_pdf/macla20/Macla20_023-24.pdf , avanza la posibilidad del hallazgo de metaheinrichita y arsenovanmeersscheita, siendo la primera cita de ambos minerales en la Cordillera Bética, y la segunda en España. Además, desvela que el indicio se encuentra en la Mina Descuido (Pechina), cerca de los Baños de Sierra Alhamilla. Esperamos que este trabajo se complete y alcance pronto el carácter de definitivo.

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Esta mina es bien conocida en los ambientes mineralogistas, y sus especiales características ya la hacen, por sí sola, merecedora de una visita, pero encontrar el uranio ya sería conseguir el “premio gordo”.

La mejor forma de describir la mina es como la de un intrincado laberinto de galerías, cámaras, trancadas y pozos. Más que seguir un filón, los mineros buscaban bolsadas de óxidos de hierro (hematites). Para sostener los huecos provocados por la extracción del mineral encontramos tanto el recurso al relleno con escombros, como la técnica de dejar pilares sin explotar (“llaves”).

Afortunadamente, uno de los miembros de nuestro grupo ya había estado en el punto exacto donde se sospechaba que pudiera encontrarse nuestro objetivo, y nos guió de una forma asombrosa entre tortuosos pasillos y pronunciadas rampas, escogiendo siempre la opción correcta entre las numerosas bifurcaciones.

Básicamente, la idea es buscar siempre la parte más profunda de la explotación. Precisamente por eso, entramos por la boca sur de la mina, la que da al Barranco Hondo, y la que se encuentra a menor cota de las tres existentes.

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Al poco de entrar, comenzamos a descender, a veces en zig-zag, sin apenas encontrar algo que aproximadamente pudiese llamarse “galería principal”. A medida que bajamos, comprobamos la escasez de oxígeno y el aumento de la temperatura. Para mayor incomodidad, el olor a guano (excremento de murciélagos) se hace a veces muy intenso, resultando aconsejable el uso de mascarilla. Paradójicamente, únicamente nos encontramos con un ejemplar de estos quirópteros, al que dejamos dormir plácidamente, sin incomodarlo. Junto a él, y a nosotros, los únicos animales dentro de la mina son una legión de escarabajos cavernícolas, muy activos.

La fama reciente de esta mina no estaba ni en el hierro ni en el uranio, sino en la barita. Al parecer, algún o algunos vendedores de minerales descubrieron unas formaciones espectaculares de esta, inundando el mercado de ellas. La rapiña ha debido ser absoluta, pues en nuestro recorrido apenas pudimos encontrar algún ejemplar, y un formidable filón a una altura que lo hace inaccesible.
Cuando ya estamos bastante abajo, vemos que los techos de las cámaras se encuentran plagados de yesos, de color blanco inmaculado, y en forma de bolas. Sin embargo, y a pesar de buscar con bastante detenimiento, seguimos sin dar con el esquivo uranio.

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Lamentablemente, lo que sí encontramos por toda la mina son botellas, latas y papeles de periódico, indicios de las intenciones meramente depredadoras de algunos de los que nos precedieron. La sospecha se confirma al toparnos con ¡una escalera de aluminio! semiescondida dentro de un estrecho hueco.

Finalmente, al llegar al fondo, unas minúsculas tonalidades amarillas dentro del yeso nos advierten de que podemos haber logrado el objetivo. Con mucho cuidado, extraemos algunas muestras cuya cristalización apenas podemos distinguir con la pequeña lupa de campo.

Salir de la mina sería toda una odisea, si no fuera porque otro miembro del grupo ha tenido la genial idea de utilizar pequeñas barritas fluorescentes de las empleadas para pescar, para marcar todas las bifurcaciones durante el viaje de ida. Reencontrarse, a medida que vamos ascendiendo, con el oxígeno perdido, nos hace darnos cuenta de la escasez del mismo en la parte baja de la mina.
De vuelta en los Baños, tras recorrer el trazado de la vía minera (túnel incluido) que llevaba el mineral de hierro hasta la gran tolva, ni siquiera los 60ºC a los que brota el agua son suficientes para quitarnos el barniz de polvo de hierro que llevamos adherido.

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Tampoco es suficiente para hidratarnos toda la cerveza que somos capaces de beber en el bar de nuestro buen amigo Pepe el Rubio, dando buena cuenta de unas tapas de migas y gachas tan almerienses como ya lo es el escaso uranio que llevamos en las mochilas.

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Conviene resaltar que, en esas cantidades, el mineral es inocuo, lo cual no quiere decir que, como ocurre con otras sustancias, no haya que guardar un mínimo protocolo de higiene, lavándose sistemáticamente las manos después de manipularlo.

Estudiadas las muestras al binocular, comprobamos que en la mayoría de ellas únicamente se adivinan pequeñas coloraciones amarillas impregnando el propio yeso. En unos poquísimos casos sí se aprecia la cristalización del mineral, en forma de minúsculas agujas peludas. Comparadas con los minerales descritos en el trabajo de la Universidad de Murcia, no parecen corresponder con ninguno de ellos. Llegados a este punto, entra en juego la impagable labor de un gran amigo de nuestro grupo, el profesor catalán jubilado Adolf Cortel Ortuño, de ascendencia almeriense (Escúllar), y gran experto en el análisis de minerales. De una forma extraordinariamente minuciosa, utilizando un instrumental sofisticado, y mediante un proceso magistralmente descrito en este post del Foro de Mineralogía Formativa (www.foro-minerales.com/forum/viewtopic.php?p=132715#132715) , llega a la conclusión de que el mineral encontrado es abernathyita, un rarísimo arseniato de uranio, que constituye la primera cita en España, y una de las escasas en toda Europa.

 

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Satisfechos del extraordinario hallazgo, únicamente nos queda lamentarnos de la casi absoluta falta de aprovechamiento del ingente patrimonio minero de nuestra provincia. Con una inversión relativamente pequeña podrían ponerse en valor minas tan fascinantes como esta, de forma análoga a como en la vecina Murcia se ha hecho con la mina de piritas “Agrupa Vicenta”, un referente en el turismo minero que atrae todos los días a cientos de visitantes.

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En el siguiente vídeo intentamos transmitir las sensaciones experimentadas en el recorrido, debiendo matizar que cualquier posible visita ha de ser efectuada con la máxima precaución, acompañados de personas experimentadas, y contando con el instrumental adecuado. No se trata de una mina peligrosa, pero es extremadamente fácil perderse y pasar serias dificultades para salir.